Me he despertado inquieta. Sintiendo frio y calor a la vez.
He vuelto a cerrar los ojos con fuerza, obligándome a dormir un poco más.
<<¿Qué hora es?
Oh, sigue siendo de noche. Vamos, descansa un poco>>
Desde la cama he mirado por la ventana, al cielo negro. He
estado así un buen rato, intentando encontrar silencio para que vuelva a mí la
calma.
Pero nada. El viento sopla con fuerza, silbando y haciendo
que alguna puerta golpee contra el marco una y otra vez.
Pum.
Pum.
Y ese es el problema, el viento. Me pone nerviosa, me
altera. Siento como los arboles se mueven y sus ramas crujen un poco más abajo,
siento como la chica que baja a pasear a su perro todos los días se estrecha la
chamarra al cuerpo, siento como a alguien al que ni conozco se le alborota le
pelo.
Dichoso viento.
De mal humor me he levantado para pegarme a la ventana. De
pie, con la nariz en el frio cristal he visto amanecer. Los colores iban de naranja,
a naranja más clarito, amarillo y luego, como en una buena paleta, en una
transición perfecta a azul. Azules.
He visto un avión a lo lejos, entre las nubes rosáceas y he
pensado: <<Suertudos. A vosotros
no os ha despertado el viento. >>
Y con eso he vuelto a la cama, y por suerte a la calma.
En mi habitación hay noches que es imposible dormir por el viento, te entiendo totalmente.
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi blog, te sigo.
Espero que mi blog te guste y hagas lo mismo :)
Un beso,
http://mariluzgarzo.blogspot.com.es/